jueves, 5 de marzo de 2015

La matanza de Tlatelolco
Con el conflicto estudiantil de 1968, la represión oficial llegó a límites nunca antes imaginados. El problema se inició después de que las escuelas vocacionales 3 y 5 del Instituto Politécnico Nacional fueron ocupadas por granaderos, con el pretexto de sofocar una riña callejera entre los estudiantes de esos planteles y los de la preparatoria particular Isaac Ochoterena. Después de estos hechos, una organización que llevaba años controlando la vida estudiantil del Politécnico, la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET), convocó a una manifestación de protesta que tendría lugar el 26 de julio.
Casualmente, el mismo día se iba a celebrar otra manifestación para conmemorar el aniversario de la revolución cubana, convocada por el Partido Comunista. Cerca de cinco mil estudiantes se separaron de su propia manifestación para unirse a la otra y llegar al Zócalo, a pesar de que ya se tenía noticia del enorme despliegue policial que los esperaba. El enfrentamiento duró varias horas, mientras la sede del Partido Comunista era ocupada por agentes del gobierno que aprehendieron a varios militantes. El día 27 los estudiantes, en un acto de protesta, ocuparon los planteles 1, 2 y 3 de la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el día 29 hubo un enfrentamiento entre estudiantes y granaderos. Como estos últimos no lograban controlar la situación, pidieron la intervención del ejército, y en la madrugada del día 30 las fuerzas armadas entraron a los planteles mencionados, a los otros edificios de la preparatoria de la UNAM y a los de la vocacional del Politécnico. El enfrentamiento tuvo como resultado cuatrocientos lesionados y gran cantidad de detenidos.
La matanza de Tlatelolco puso fin al movimiento estudiantil de 1968. Los estudiantes volvieron a sus clases y los Juegos Olímpicos se celebraron en paz. A pesar de ello, 1968 fue un parteaguas de la historia de México. Los jóvenes del país tenían otra mentalidad. Ya no defendían los antiguos valores nacionalistas, no creían en el éxito de la Revolución Mexicana y hallaban vacías las antiguas tradiciones. Por su parte, el gobierno modificó un poco su actitud y puso en práctica algunas medidas de carácter social.
El 1 de diciembre de 1970, el que había sido su primer secretario de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez, también miembro del PRI, sucedió a Gustavo Díaz Ordaz en la presidencia. Tras entregar el poder, Díaz Ordaz se retiró de la vida pública. Siete años después, en abril de 1977, fue el primer embajador de México en España, al reanudarse las relaciones diplomáticas entre ambos países, que habían quedado rotas bajo el régimen de Franco. Sin embargo, renunció al cargo pocos meses después.

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